sábado, 14 de julio de 2012

Día 2

Tengo poco espacio. Realmente Micaela tenía una habitación bastante pequeña, pero no me importa, al menos parece seguro. Y tiene baño.

Reina un silencio de sepultura en este ambiente: es paradójico, claro: los muertos chillan allí sobre la calle, espantan las palomas con sus ruidos y yo, el vivo, pulso las teclas con la mayor suavidad posible, para no delatarme; me muevo lento, intentando no chocar con nada en esta pequeña habitación, sin embargo estoy eufórico: tengo mi propia tumba y parece inexpugnable. Han pasado 24 horas desde que vi al primer Zombie y recién ahora estoy seguro. He tenido suerte. La suerte que no han tenido mi esposa y mi hijo.

Cambiando de tema quiero decirles que pude limpiarme la sangre ajena que me manchaba el rostro. Micaela tenía toallitas higiénicas perfumadas. Así que podríamos decir que me he pegado un buen baño. Me siento como nuevo, desinfectado. Aun no estoy seguro de haber eludido la infección, pero al menos me siento más fuerte.

Este diario de supervivencia los seguirá informando.

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